Opinión

viernes, 12 de noviembre de 2010

PRÓLOGO

Todo tiene un tiempo, una época.  Al mirar para atrás, recordamos un hecho concreto, y lo encuadramos en una etapa determinada.  A esa etapa  a mi me gusta ponerle un nombre. Muchas veces, o en realidad creo que siempre, a ese nombre solo le puedo encontrar un sentido únicamente yo. Ni siquiera las personas que dieron vida a ese segmento,  tienen idea que yo pongo nombre al tiempo, y es más, si les dijera dicho nombre no lo entenderían. 
Las etapas se alimentan del tiempo, y el tiempo de nosotros. Me gusta escribir sobre las cosas cotidianas, las anécdotas de las vidas comunes de la gente de a pie. De los cortos momentos que temo olvidar si no los plasmo en el papel, o en algún lado. Esas anécdotas no son increíbles,  ni admirables, ni fantásticas. Es el día a día de la gente que se cruza por mi vida, y que, sin su consentimiento, alimentan mis cuadernos. 


El título del Blog


La mayoría de las historias que voy a contar en este espacio, ocurrieron hace ya tiempo. Nunca ningún protagonista de ellas las leyó, no saben que existe, que algún momento de sus vidas ya no se va a perder en la memoria, y que personas desconocidas conocerán ratos de tiempos pasados. Quizás se los tendría que haber enseñado, a lo mejor si los hubiesen leído los hubiesen mejorado, me hubiesen dado más datos para enriquecerlos, cosas que a mi se me escaparon. Quizás es tarde, pero que más da. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aludidos: